Saber de café

El descafeinado

La FDA (U.S. Food and Drug Administration) nos indica que el consumo de cafeína no debería exceder de 400 miligramos para un adulto sano al día.
Para personas con hipertensión o enfermedades cardiovasculares, la cafeína es un problema, ya que provoca subidas de tensión.
Tu médico te aconsejará que bajes tu consumo de cafeína, pero tu café, lo puedes seguir tomando. Tu café descafeinado.
Por suerte, para los amantes del café existe el Café Descafeinado, sobre el cual se han escrito demasiado y no siempre con criterio científico.
EL café descafeinado, mantiene todo eso que nos gusta del café, su sabor, su aroma… y también mantiene todo lo bueno:
El potasio, ayuda a una buena circulación, regula la presión arterial y es beneficioso para personas que sufren hipertensión.
Vitamina B2, ayuda a superar las migrañas y es beneficiosa para la salud ocular y de la piel.
Vitamina B3, recomendable para combatir enfermedades como la diabetes, la artritis o el colesterol.
Magnesio, en pequeñas dosis mantiene nuestro equilibrio corporal.
Hierro, colabora en la renovación de células sanguíneas
Calcio, mejora la hipertensión, el síndrome premenstrual y nuestros huesos y dientes.
Fósforo, mejora nuestra memoria
Antioxidantes, evitan la oxidación celular.
Si una taza de café expreso puede contener entre 100 y 150 miligramos de cafeína (dependerá del tipo de café, mezcla, secado…) una de descafeinado contiene entre 3 y 12 miligramos.
Son casi más de 10 cafés descafeinados para igualar la cafeína que contiene un expreso, pero eso sí, manteniendo todo el aroma, cuerpo y sabor.
El proceso de “descafeinar el café” suele hacerse por tres métodos.

Método Húmedo
Se humedecen los granos de café que después se mezclan con agua y extracto de café sin cafeína, dejando que un proceso de ósmosis traspase la cafeína de los granos al líquido en que está disuelta.
Después se secan los granos en una corriente de aire y quedan listos para su envasado o tostado.

Método químico
Es el método más utilizado y el más barato.
Los granos del café verde se humedecen y se ponen en remojo en un disolvente químico el cloruro de metileno, una sustancia que disuelve la cafeína. Una vez disuelta se hace evaporar el cloruro y se lavan los granos con agua para eliminar cualquier resto.
Después se seca el café con aire caliente.

Método físico por presión
Para eliminar la cafeína se somete al café a una presión de 275 atmósferas, haciendo que el CO2 circule entre los granos, penetrando en ellos como consecuencia de la presión y contribuyendo a disolver la cafeína.

Después se lava y seca el grano, ya sin cafeína y sin intervención de productos: Se obtiene un descafeinado de calidad. Tiene un coste alto y se reserva para los cafés de mayor calidad.